miércoles, 15 de junio de 2011

Apurar el parto involucra riesgos para la madre y el recién nacido


Adelantar el nacimiento por comodidad de los padres o del médico eleva la tasa de cesáreas y de cuadros respiratorios neonatales.
Para que el médico pueda acomodar el día del parto en su apretada agenda, para que el padre alcance a estar en el pabellón antes de partir a un viaje de negocios, porque la madre está cansada por lo prolongado del embarazo y quiere tener pronto a la guagua. Las causas para la inducción electiva del parto - es decir, sin que haya un problema médico de por medio y antes de que empiecen de forma natural las contracciones - son múltiples. Y cada vez más frecuentes, según advierten obstetras y ginecólogos.

"Electiva significa que es por conveniencia de la madre, del obstetra o de quien sea. Y por eso regularlo es una tarea difícil", advierte el doctor Ronald Burkman, presidente del distrito I del American College of Obstetrician and Gynecologists (Acog), al que pertenece Chile y que actualmente busca establecer en EE.UU. políticas que restrinjan estos procedimientos.

El fenómeno preocupa porque se registra antes de las 39 semanas, mientras que se sabe que el momento ideal para el parto es entre las 39 y 41 semanas.

"Cada vez es más claro que no sólo hay un riesgo para los bebés que nacen entre las 34 y 37 semanas. También hay un mayor riesgo para los que nacen en el período entre las 37 semanas y las 38 semanas y seis días", dijo durante el congreso el doctor Richard Waldman, presidente de ACOG.
La inducción electiva del parto es uno de los principales temas abordados en la II Reunión Anual de la ACOG y de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología, que culmina hoy en Santiago.
El doctor Iván Rojas, jefe de Obstetricia y Neonatología de la Clínica Santa María, prefiere llamarlo "interrupción del embarazo".

"Esa definición impone mucha mayor responsabilidad sobre la decisión, porque ésta implica interrumpir un proceso natural ingresando directamente a la mujer a pabellón para hacerle una cesárea electiva o usando fármacos por vía oral, transvaginal o endovenosa para iniciar abruptamente las contracciones y modificaciones uterinas, que en forma natural se inician lentamente".

El doctor Juan Andrés Ortiz, jefe de la maternidad del Hospital Sótero del Río, reconoce que el fenómeno existe, pero que en el sector público es menos frecuente que en el privado, "porque a nivel público hay normativas institucionales bastante claras para definir por qué se puede interrumpir el embarazo".

La salud en peligro
Para la madre y el hijo el costo de un parto antes de las 39 semanas puede ser alto. "En el caso de la mujer, cualquier inducción aumenta el riesgo de cesárea en al menos 20 o 25%, lo que implica riesgos. Por ejemplo, si tiene varias cesáreas puede enfrentar serios problemas de hemorragias y dificultades quirúrgicas", dice el doctor Burkman.
Para el recién nacido, agrega el doctor Rojas, el cuadro más frecuente es el distrés respiratorio transitorio, que se produce por inmadurez del sistema respiratorio y que requiere cuidados neonatales especiales.
En ambos casos, aumenta también el tiempo de hospitalización y también sus costos. ¿Por qué entonces no esperar unos días más?
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60%
de los partos anuales en el sector privado se hacen por cesárea. La mayoría son procedimientos electivos. En el público el 35% de los partos son por cesárea.
15%
es la tasa recomendada por la OMS. Más allá de esa cifra los riesgos para la salud reproductiva comienzan a sobrepasar los beneficios.

''Hasta 50% de las primerizas a las que se les induce el parto antes de las 39 semanas terminan en cesárea"

80% de malformaciones generales del feto podrían detectarse con un buen ultrasonido

Un análisis bien realizado puede detectar enfermedades tratables de forma intrauterina o preparar mejor a la madre y a los médicos para el nacimiento de un bebé que requiera cirugía inmediata.


La ecografía o ultrasonido se ha convertido hoy en día en un paso determinante para la sobrevivencia del bebé. El equipo técnico y la
preparación de quien realiza el examen son claves para comprobar las condiciones de salud del que está por nacer y si existe riesgo para él o la
madre. Por ello, es fundamental que el proceso se realice siguiendo ciertos estándares que permitan obtener la mayor cantidad de información y a tiempo de poder enfrentar mejor los desafíos que, por ejemplo, un tratamiento intrauterino tiene.

Teniendo en cuenta la situación, la Sociedad Internacional de Ultrasonido en Obstetricia y Ginecología (Isoug, siglas en inglés) acaba de publicar (enero 2011) los nuevos lineamientos para realizar un examen de calidad. El doctor
Hernán Muñoz, gíneco-obstetra especialista en medicina materno fetal de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología (SOCHOG), y uno de los autores del paper, explica que la guía está orientada para la ecografía del trimestre medio (20-24 semanas) y otorga los estándares mínimos para que el examen cumpla con los objetivos de pesquisa de malformaciones, patologías
fetales y riesgo de tener enfermedades maternas durante el embarazo.


"En todo el mundo se hacen ecografías libremente, sin mucha supervisión de quién la hace, si está formado, si la máquina es la adecuada, etcétera. Los objetivos de hacer ultrasonido son varios, pero aquí lo más importante es saber si se tiene un bebé o no, que está vivo y que tiene el tamaño
adecuado, que no tiene defecto estructural, pero luego se observan algunas cosas funcionales que nos permiten predecir un parto prematuro, guaguas
chicas o hipertensión en el embarazo", señala.


Esas predicciones se realizan a través de la medición del cuello del útero, que determina si existe riesgo de tener un parto antes de las 34 semanas, con una eficacia de entre 20% y 40% si se descubre en el examen del trimestre medio. "También se analiza el paso de sangre por las arterias uterinas que identifica al 90% de las pacientes que van a tener una hipertensión severa o una restricción del crecimiento intrauterino severo(bebés pequeños) durante el embarazo, con dos meses de anticipación", dice
el especialista.

La aplicación adecuada de este examen podría aumentar el porcentaje de malformaciones generales detectadas del 50% al 80%. Muñoz asegura que todas las patologías estructurales son diagnosticables a través de este examen,
aunque son pocas las que pueden tratarse antes que el bebé nazca. "Lo que hacemos, especialmente en un país como Chile es que, primero, las madres
sepan y que los niños nazcan en el sitio donde deben nacer. Un niño que va a requerir cirugía las primeras 24 horas de vida no puede nacer en un hospital pequeño o aquel que va a nacer antes de tiempo, en un hospital que no tenga
unidad de tratamiento intensivo", enfatiza.

Si bien estas guías técnicas no constituyen ley, sí son una recomendación muy poderosa para que la gente haga lo que se debe hacer y se forme, dice el médico, por lo que la sociedad realizará cursos en todo el mundo.

Sobre la situación de Chile en el tema, el Dr. Muñoz cuenta que hace unos años hicieron guías clínicas, sin embargo, es necesario actualizar y además,mejorar la calidad de los equipos, en especial, en el sistema público

Obesidad y problemas ginecológicos

La obesidad es un factor de riesgo para numerosas condiciones de salud como la diabetes, hipertensión, alto colesterol, derrame cerebral, enfermedades del corazón, ciertos tipos de cáncer y artritis. Una persona con un índice de masa corporal (IMC) de 25 o más se considera con sobrepeso y la obesidad se considera si es 30 o mayor.

En Chile se sabe que las tasas de obesidad poblacional han aumentado y que nos estamos acercando peligrosamente a las cifras de países como EE.UU. En el caso de las mujeres chilenas la tasa es de 30 a 35% en edad fértil, lo que ha traído consigo que los problemas de infertilidad asociados a la obesidad sean hoy uno de los principales motivos de la consulta ginecológica.

En el caso de las niñas, el sobrepeso puede llevar a una menarquia precoz por aumento de la masa grasa y mayor producción de estradiol en el tejido graso. Mientras que en la adolescencia se pueden producir disfunciones ovulatorias del tipo del ovario poliquístico.

Por su parte, las mujeres embarazadas que suben mucho de peso o que son obesas tienen mayor riesgo de padecer diabetes gestacional, hipertensión del embarazo o preeclampsia, que es un cuadro riesgoso para la madre o el feto, y puede requerir de interrupción precoz del embarazo.

La experiencia de Estados Unidos nos ha demostrado que si no se toman las medidas a tiempo y que si el ginecólogo – quien es el médico de cabecera de la mujer – no se hace parte de este problema, las patologías asociadas a la obesidad irán en aumento. Así como hace 30 atrás los ginecólogos debimos enfrentar el reto de reducir las tasas de mortalidad infantil y materna, hoy nos toca ser parte activa en la prevención de la obesidad, que se ha convertido en la pandemia del siglo XXI y lamentablemente nuestro país lidera las cifras en Latinoamérica.

El gineco-obstetra debe advertirles sobre los peligros asociados a esta condición y la motivación que les deben dar para que logren bajar de peso.

Vacuna contra la Influenza en mujeres embarazadas de más de 13 semanas

El Minsal, están promoviendo la vacuna contra la influenza en embarazadas de más de 13 semanas de gestación. Mayor información en: 6003607777

 

utilidad acupuntura contra dolor durante el parto

Mientras que muchas mujeres optarían por una forma no farmacológica de aliviar el dolor del parto, un nuevo estudio publicado en BJOG sugiere que la acupuntura no sería la respuesta.
Un equipo halló entre 105 embarazadas primerizas que aquellas tratadas con acupuntura antes del inicio de las contracciones no sintieron menos dolor.

Dos tercios de las mujeres terminaron pidiendo la administración de la anestesia epidural durante el trabajo de parto, comparado con el 56 por ciento de las mujeres tratadas con una versión placebo de la acupuntura y el 77 por ciento del grupo tratado sin acupuntura.

Estadísticamente, las diferencias entre los grupos no fueron significativas.

Los resultados se conocen luego de una revisión de 10 ensayos clínicos realizada por un equipo de Corea del Sur y el Reino Unido que no halló pruebas de la utilidad de la técnica.

"Las pruebas contundentes de estudios randomizados indican que la acupuntura ofrece pocos beneficios", dijo el doctor Ian Z. MacKenzie, autor principal del nuevo estudio. Ese tipo de estudios es el más importante de la investigación médica.

Y mientras que la acupuntura se usa desde hace siglos en China para aliviar el dolor del parto, los ensayos clínicos occidentales nunca hallaron un beneficio. "No creo que se necesiten más evidencias", dijo MacKenzie, de la Oxford University en el Reino Unido.

Las investigaciones modernas habían sugerido que la acupuntura aliviaría el dolor al alterar las señales entre las células nerviosas o la producción de ciertas sustancias químicas del sistema nervioso central.

Y los ensayos clínicos habían respaldado la efectividad de la acupuntura contra algunos tipos de dolor, como el de espalda baja y las cefaleas crónicas.

El equipo de MacKenzie reunió 105 embarazadas primerizas en inducción del parto para poder estudiar un grupo bastante homogéneo de mujeres que recibirían acupuntura (o no) en el mismo estadio del trabajo de parto.

Al azar, 52 mujeres recibieron acupuntura antes del inicio de las contracciones dolorosas. Se les administró acupuntura estandarizada o "electroacupuntura", que le agrega estimulación eléctrica a las agujas.

El resto de las mujeres no recibió acupuntura o recibió una versión placebo de la técnica, en la que las agujas se clavan con poca profundidad en la piel y no se usan en los puntos que se utilizan en la medicina tradicional para aliviar el dolor de parto.

Al final, ambos grupos tuvieron la misma necesidad de analgésicos durante el trabajo de parto. No obstante, no hubo prueba alguna de que la acupuntura dañara de alguna manera a las mujeres o sus bebés, indicó MacKenzie.

Las embarazadas que consumen cocaína tendrían bebés más pequeños

Las mujeres que consumieron cocaína aunque sea una sola vez durante el embarazo tienen un tercio de posibilidades de dar a luz bebés más pequeños y prematuros, reveló un nuevo estudio.
Mientras que los trabajadores médicos conocen desde hace mucho esta relación, la última investigación, publicada en American Journal of Obstetrics and Gynecology, reunió los datos de 31 estudios previos para tener un panorama más exhaustivo de la situación.

"Esto realmente nos da cifras concretas para recordarnos una vez más la asociación del uso de cocaína y el impacto negativo que tiene no sólo en el embarazo sino sobre los recién nacidos", dijo a Reuters Health Kellie Murphy, profesora asociada de obstetricia y ginecología de la University of Toronto y coautora del estudio.

Los bebés nacidos de madres que consumieron cocaína -que el estudio definió como cualquier uso durante el embarazo- tenían una de tres posibilidades de nacer antes de las 37 semanas de gestación. Sin consumo de cocaína, ese riesgo era de uno en ocho.

Las madres consumidoras de cocaína también tenían una de tres posibilidades de dar a luz un bebé con menos de 2.500 gramos de peso, mientras que en las mujeres que no usaban la droga esa probabilidad era de una en 10.

"Son pequeños en peso, tamaño y circunferencia de cabeza, el cerebro en chico, todo es más pequeño", dijo Murphy.

Otros profesionales de la salud señalan que los bebés de madres consumidoras de cocaína también corren un mayor riesgo de tener presión arterial elevada, enfermedad cardíaca y muerte prematura, lo que implica que los costos sociales actuales requieren una política de asistencia médica a largo plazo para solucionar el problema.

Existen investigaciones que indican que los programas para que las mujeres dejen la cocaína son útiles, por lo que es importante que los médicos traten de identificar a las pacientes con estos problemas, señaló Murphy.

"El embarazo suele ser un tiempo en que las mujeres pueden cambiar sus vidas. Es potencialmente una oportunidad para que las mujeres se encaminen", añadió la experta

La hipertensión en el embarazo podría causar un ACV más adelante

Tener hipertensión en el embarazo podría causar un accidente cerebrovascular (ACV) varios años más adelante, en especial si el bebé nace prematuro, revela un estudio publicado en la revista Stroke.
"Esas mujeres son un grupo de riesgo, pero nadie sabe si hay algo que se pueda hacer", dijo Baha Sibai, profesor de obstetricia y ginecología del Colegio de Medicina de la University of Cincinnati en Ohio, que no participó en el nuevo estudio.

En Estados Unidos, cada año, una de cada 300 mujeres de entre 20 y 39 años sufre un ACV, según estimaciones de la Asociación Estadounidense del Corazón.

Los autores hallaron que las mujeres de entre 15 y 40 años tenían una posibilidad en 150 de padecer un ACV en seis años si habían sufrido hipertensión en el embarazo. Si una mujer había tenido hipertensión y un parto prematuro, esa posibilidad era de una en 110.

Esas pacientes tenían también una posibilidad en 225 de tener un ACV si el bebé era prematuro, aun cuando la madre no hubiese tenido presión alta en el embarazo.

El equipo analizó dos enfermedades que incluyen la presión alta en el embarazo. En una, la hipertensión gestacional, la presión supera los 140/90 después de la semana 20 de embarazo, dijo el coautor Fung-Chang Sung, profesor de salud pública de la Universidad de Medicina de China, en Taiwán.

La presión normal es de 120/80 o menos, según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI).

El 20 por ciento de las mujeres desarrolla la segunda enfermedad evaluada, que se conoce como preeclampsia. Ese trastorno pone en riesgo la vida y, además de la hipertensión en la segunda mitad del embarazo, eleva la proteína en la orina.

La preeclampsia afecta al 5 por ciento de las embarazadas de Estados Unidos, según el NHLBI.

Esa relación entre la hipertensión en el embarazo y el ACV se conoce desde hace 30 años, indicó Sibai. Lo que aporta este estudio es una revisión de las historias clínicas de unas 5.800 taiwanesas, de las que 1.000 habían tenido hipertensión en el embarazo.

Durante los seis años posteriores al parto, 21 mujeres que habían tenido presión alta en el embarazo tuvieron un ACV, comparado con 40 mujeres que no habían padecido hipertensión.

A esa edad, no hay muchas mujeres con un ACV, comentó el doctor David Williams, consultor de obstetricia del Hospital del University College de Londres, en Inglaterra.

"Algún período después de la menopausia habría sido un mejor momento para estudiar, porque es cuando crece el riesgo", sugirió el experto.

Para disminuir la posibilidad de sufrir un ACV, Williams aconseja hacer ejercicio, comer saludablemente y no fumar. "Además de identificar a las mujeres en riesgo, no contamos con una bala mágica para frenar este problema", finalizó el experto